Último test antes del maratón de París del 12 de abril. A menos de un mes, iba a ser la primera vez que afrontara esa distancia y además, en pura montaña. Iba a ser la prueba que me iba a dejar más o menos en mi sitio, la que me marcaría mi nivel aproximado para hacer frente a los 42,195K de la capital francesa.
Como no, junto a mi inseparable Mikel decidimos hacer una carrera tranquila para evitar futuros problemas físicos a menos de un mes de nuestra gran cita, y nos lo tomamos con calma, como un entrenamiento de calidad, y así fue.
Tan solo 500 metros y ya empezábamos a subir. Compartimos los primeros 5K con Rebeca, Beer Runner de Logroño, que a la postre quedaría segunda clasificada femenina en nuestra misma distancia, los 25K. También compartimos camino con la nieve, que dejaba los laterales del camino de color blanco, haciendo preciosa la subida y resbaladiza la bajada. Al ver que íbamos bastante frenados en la ascensión, decidimos adelantar Mikel y yo varias posiciones para correr más tranquilos en los tramos que se podía, ya que parte de la subida desde el 6K hasta el avituallamiento del 10K la hicimos andando.
En el primer avituallamiento, los de la distancia grande, 34K, se separaban de nosotros. La nieve cesó dando paso a una leve lluvia. Cogimos fuerzas en forma de comida e isotónicos y proseguimos la marcha. Entramos en una zona muy bonita, con un pequeño ascenso por un estrecho camino entre árboles que derivaba en un técnico descenso donde posiblemente fue donde más disfruté. Aproximadamente era el 12K y ya habíamos coronado y descendido el primer pico, el más largo, y con las fuerzas muy enteras.
Sin tiempo para descansar nos topábamos con el ascenso al segundo pìco, menos alto pero con una subida en la que era imposible correr. Así que de nuevo subida andando para volver a disfrutar de una bajada menos técnica por un camino ancho donde se encontraba el primer punto de control. 17K y muy bien de piernas y de gasolina.
De nuevo vuelta a subir, último pico. En esta subida intercalamos el andar con el correr. Mikel necesitaba bajar un poco el ritmo y empecé a distanciarme algo de él. Una vez arriba, veía que quedaban 6K, en su mayoría bajada, y que mis fuerzas estaban perfectamente, así que decidí apretar en el descenso, de nuevo técnico con muchas piedras, hasta llegar al avituallamiento, donde esperé a Mikel. Tras hablar con él, decidí hacer los últimos 4K en solitario. Un poco de subida andando para acabar corriendo y subiendo al castillo de Miranda de Ebro, "sorpresa" final para muchos de nosotros, haciéndose dura la subida por sus escaleras.
Al final, entrada en meta en 3h, posición 52 de 83 corredores. Mikel llegó junto con Rebeca, en 3h3´. Acabé con un subidón de moral increíble de cara a París, ya que completé la prueba sin ningún problema y muy entero de fuerzas, más allá del lógico cansancio que supone correr 25K por montaña.
Al final, entrada en meta en 3h, posición 52 de 83 corredores. Mikel llegó junto con Rebeca, en 3h3´. Acabé con un subidón de moral increíble de cara a París, ya que completé la prueba sin ningún problema y muy entero de fuerzas, más allá del lógico cansancio que supone correr 25K por montaña.
De esta manera, completé mis primeros 25K seguidos, además en montaña; y completé mis primeras 3 horas seguidas corriendo. Examen superado, lesión olvidada y con la cabeza en el 12 de abril, París nos espera y voy con la moral muy alta porque...
CORRER TE HACE FUERTE
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