Culpa de mi participación
en esta locura llamada Spartan Race la tiene mi amigo Eloy,
aficionado al crossfit al que estamos convirtiendo poco a poco en
runner, que me animó a apuntarme recordándome día sí día también
que se iba a celebrar la primera edición de esta carrera en España.
También influyó la locura de mi ya mencionado compañero Mikel, que
sin pensarlo dos veces, aceptó conmigo el reto de apuntarnos a la
carrera casi sin saber de ella. Al poco se lo comenté a mi primo
Chorche, que también tiene una pedrada importante y ese mismo día
ya estaba apuntado. Los cuatro, junto con más gente, formábamos
parte del equipo 48kbox, ya no había marcha atrás.
Llegábamos a Madrid con bastante respeto a la prueba debido a los videos que habíamos estado viendo, y el hecho de no saber qué nos íbamos a encontrar en la carrera hacía que a medida que se acercaba la hora de salida los nervios aumentasen. Sólo sabíamos que correríamos mínimo 12K y que tendríamos que superar mínimo 21 obstáculos.
Salíamos por tandas cada
15´. A las 10:45 empezamos a correr Mikel, Chorche y yo. Eloy salía
en la tanda de las 10:15. Decidimos ir juntos en la medida de lo
posible por si alguno de los tres necesitaba ayuda para superar
alguna prueba. Nuestro ritmo de carrera al principio era muy cómodo
porque decidimos guardar fuerzas ya que no sabíamos qué pruebas
había que superar. Salimos a correr por caminos de trail mientras
íbamos saltando muros, reptando por el suelo, saltando en pozas de
barro, transportando ruedas de coche y diferentes pesos...; pruebas
que no se hacían excesivamente duras y que nos sirvieron para darnos
cuenta de que nuestra condición de runners nos ayudaría a mejorar
muchas posiciones al final de la prueba.
A mitad de prueba mi
primo Chorche y yo nos empezamos a distanciar de Mikel, no por las
pruebas sino por el ritmo de carrera que llevábamos, al mismo tiempo
que nos adentrábamos en un bosque para reptar por el suelo bajo
alambres y correr por caminos estrechos rodeados de árboles. Una
prueba de equilibrio y alguna más de levantar pesos y saltar muros
nos acercaban al final de la carrera. Aquí el gemelo ya me había
dado un pequeño aviso de lo que después pasaría pero..¡ya se veía
el estadio donde estaba la meta! No quedaba nada...o eso parecía.
Entramos Chorche y yo
juntos al estadio, donde nada más entrar cargamos con un saco que
había que llevar escaleras abajo y volverlo a subir escaleras
arriba. Cansado ya y con las piernas flaqueando seguía al ritmo de
mi primo. Miré hacía abajo y vi mi temida prueba, la cuerda
vertical que había que escalar. No lo conseguí (haberlo entrenado
alguna vez hubiera ayudado). 30 burpees como castigo. Después de
este criminal castigo tras 12K y montón de obstáculos llegaba la
zona del barro. Reptar durante unos 20-30 metros (a ojo) bajo
alambres pero esta vez sobre barro. Mucho barro. Superada esa prueba
sólo quedaba el último obstáculo. Para entonces mi primo Chorche
ya se había escapado y antes de que yo consiguiese superarlo acabó
la prueba en 1h33´55´´.
La rampa embarrada y
mojada fue mi infierno particular. Al
primer intento resbalé cuando ya casi la había superado, cayendo
abajo y con los gemelos que me iban a explotar. Apareció Mikel en
ese momento, y superó la prueba a su segundo intento entrando en
meta en 1h38´02´´. Después de estirar un poco para aliviar los
gemelos fui a por mi segundo intento. Ídem. Mis piernas flaquearon y
volví a caerme. ¡Joder sí sólo me quedaba superar esa rampa!
Descansé un poco estirando y a la tercera fue la vencida. Eso sí,
los gemelos estaban ya en mi nuca. Tanto así que al llegar a la meta
había que dar un salto ridículo a unas brasas y fui incapaz de
hacerlo sin antes volver a parar para estirar. Entré en meta en
1h39´40´´.
1ºChorche: 1h33´55´´
2º Mikel 1h38´02``
3º Yo 1h39´40´´
La parte del estadio fue la parte más dura sin duda de una prueba diferente, divertida, y de sufrimiento, donde premia más el saber correr que el tener solamente fuerza. Prueba de ello es que conseguimos acabar entre los 25% más rápidos de una prueba de más de 3400 participantes.
La experiencia ha sido gratificante y la compañia perfecta. Eloy, Mikel, Chorche sois grandes y es un placer correr a vuestro lado. ¡Qué el ritmo no pare!
Me gustaria también agradecer desde aquí a Pedro, amigo de mi primo Chorche, su paciencia y su generosidad por llevarnos y traernos a todos los lados haciendo de taxista.
Y recordar...
CORRER TE HACE FUERTE
Grande....y ya sabes; Siempre a fuego!!!
ResponderEliminar