1. ¿Cuándo empezaste a correr?
De pequeño corrí en
campo a través hasta los 11 años. Luego me pasé al baloncesto y
utilicé el correr como complemento hasta que ya con 31 me dediqué
como deporte principal al atletismo.
Tuve que dejar el
baloncesto de forma repentina en 2013 y necesitaba una alternativa
que me permitiera mantenerme activo, sentirme motivado y que me
hiciera cerrar la etapa anterior. En ese momento coincidieron además
varias cosas: corrí una media maratón en Budapest en septiembre de
2013 durante mis vacaciones y mi amigo Iñaki Muro me dio la
posibilidad de correr la Behobia San Sebastián. Fueron dos
experiencias tan increíbles por el ambiente y las sensaciones
personales que más allá de lo deportivo entendí que era una forma
muy buena de acercarme a otras culturas y otras personas.
3. ¿Qué aporta correr a tu vida?
Correr es mi espacio en
blanco de cada día, donde consigo evadirme y dejar la mente vacía
durante lo que dura el entrenamiento. Además es la gran excusa para
llevar a cabo algunos de los viajes que he soñado hacer desde
pequeño y volver a ver a muchos amigos y personas que han ido
repartiéndose por todo el mundo. Así he tenido ya la suerte de
visitar durante varios días Budapest, Bruselas, Lisboa, Copenhague,
Amsterdam, Roma, Atenas, Zagreb, Malta, París, Berlín, Dublín,
Madrid y muchos lugares de España. Además, en mi caso, es una
herramienta más que recomiendan los médicos para controlar y
conocer tu cuerpo ante una enfermedad crónica.
4. ¿Con quién sueles correr? (Solo / en grupo / equipo)
Normalmente suelo correr solo. Soy
totalmente consciente de que entrenando en grupo en los rodajes
largos el tiempo pasa mucho más rápido, o que con un compañero de
tu nivel las series se consiguen hacer de forma más agradable. Sin
embargo, suelo tener la agenda muy llena y salgo a entrenar casi
cuando puedo. Y además, el entrenamiento en solitario me ha ayudado
mucho a sobrevivir luego en carrera. En mi caso, la soledad en los
entrenos diarios hacen que luego, una vez en carrera, las
condiciones sean mucho más favorables y rinda aún más. Pero
insisto, tengo claro que es mucho más agradable a nivel personal el
compartir kilómetros, y si es con los Beer Runners mejor, te enseñan
que el atletismo no es solo correr lo más rápido posible, sino
hacerlo manteniendo el equilibrio personal y ayudando a los demás.
Si tengo ocasión, me gusta correr con los Beer los miércoles o la
tirada de los domingos, aunque luego compita con el Rioja Añares en
la mayoría de carreras.
Y luego hay algo INELUDIBLE: correr la
Media de San Fermín cada año con el gran Emilio. Ese es
posiblemente el momento más sano y divertido de toda la temporada, y
todos los años estoy deseando que llegue. Suena a tópico, pero es
como un cursillo de rehabilitación, donde Emilio te recuerda lo
importante de la vida.
Si hablamos de tiempos
tengo que quedarme con los resultados de 2016, ya que hice marca
personal en el 10k de Laredo (superada en 2017) y en la Media de Berlín, acabando
además mi primera Maratón. Pero la realidad es que no son las
carreras de las que más orgulloso me siento. Por ejemplo, estuve
entrenando todo el verano de 2015 el trail para poder afrontar el
Desafío Urbión en mi pueblo, Covaleda. Con toda mi familia
esperándome en la plaza, con todos los entrenos hechos por la zona y
con mucha motivación...me quedé justo en la última subida. Allí,
medio lesionado, paré en el avituallamiento. La enfermera me dijo
que me tomara 10 minutos antes de decidir si seguía o no. Así que
me fui a una piedra en el propio pico de Urbión y estuve casi 20
minutos solo haciendo lo que no había hecho desde hacía meses, que
era valorar los pros y contras de ese esfuerzo y saber donde quería
estar en los meses siguientes. Pasado ese ratito, volví y me subí
al quad y me retiré. Y creo que fue una gran decisión, 2016 me
trajo grandes marcas y aunque esa es la única carrera en la que me
he retirado, también es la que más me enseñó de mí mismo. Estoy
muy orgulloso de ella y me enseñó a que siempre hay que tener algún
reto de futuro abierto.
En el calendario de este año he hecho ya Pafos-Nicosia (Chipre) y seguramente Varsovia (Polonia) como medias maratones. Estoy
visitando desde 2013 todas las capitales europeas aprovechando sus
medias, que es una distancia que me permite luego pasar unos días de
turismo sin tener las piernas cargadas. No tengo un plazo para
hacerlo, pero cada año me gusta dedicar 2-3 viajes a ciudades de
Europa que aún no conozco. Y el gran viaje de este año es la
maratón de Chicago, donde tengo grandes amigos. Al ser una major,
tengo en mente como objetivo vital, completar las 6 grandes, pero sin
prisa, disfrutando no solo las carreras sino la suerte de poder
entrenar cada día.
Hay muchas, sobre todo por los
contrastes culturales cuando corres fuera. En Amsterdam al entrar al
Estadio Olímpico, el corredor que tenía justo delante entró con un
cartel pidiendo matrimonio a su novia y al llegar a meta le dio la
alianza. El público lo vio por una pantalla gigante y el estadio se
venía abajo. En Budapest la Media Maratón no la cierra un coche
escoba, sino un hombre disfrazado con un látigo que "azota"
cariñosamente a los últimos. En Bruselas recuerdo la entrada a la
Grande Place como algo increíble, es un sitio precioso. En Dublín
los ciervos cruzaban el recorrido, y en Atenas me tocó el corralito
financiero. Recuerdo los controles policiales en la feria del
corredor de París, días después de los atentados o a Julián
persiguiendo a Frido, la mascota de la Media de Berlín. Muchos
grandes momentos.
Cualquier Beer Runner puede contar su
historia y enseñarnos mucho con muy pocas palabras. Pero tengo
curiosidad en como lo contaría Isa Espuelas.
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